Lo mejor que puede hacer cualquier enfermo contagioso es permanecer en su casa y con el menos contacto posible con otras personas.
Pero al parecer, esta enfermedad es propagada por personas que desconocen que están enfermos, lo mejor sería considerarnos a todos contagiados y por tanto posibles contagiadores.
Mascarillas, guantes o cualquier otra cosa que impida infectar a otras personas de forma directa o indirecta sería de gran ayuda. Además, es la medida más económica que se puede tomar.
No es cuestión de falsa seguridad y otras tonterías, es que, si el que tose, estornuda o habla, está infectado y lleva puesta una mascarilla, la distancia a la que llega la saliva es mucho menor, o incluso nula, por lo que infectará menos personas u objetos, lógicamente. Salvo que pensemos que el codo es más eficaz, que gustos hay para todo…
El verdadero problema es la falta de stock.